miércoles, 25 de enero de 2012

El absurdismo

Escena de "Esperando a Godot" de Becket
La filosofía del absurdo, también conocida como absurdismo, presenta como cualidades principales una aparente carencia de significado en sus tramas, incoherencias, disparates, diálogos que se repiten incesantemente y una ausencia de la secuencia dramática creando una atmósfera onírica. Sus orígenes pueden encontrarse en la literatura del “no-sentido” que se aprecia en las obras de Lewis Carrol, en las obras de ensueño de Strindberg, en las novelas de James Joyce o en la literatura kafkiana, pero tal vez el mayor representante de estos orígenes puede ser Alfred Jarry que, con su obra “Ubu Roi”, revolucionó el teatro del siglo XX, dando inicio a un proceso en el cual la actividad performativa tuvo un papel de gran importancia. Sus ideas fueron gratamente aceptadas por varios artistas europeos como los dadaistas y los surrealistas, movimientos que combinaron las teorías del absurdo de Jarry y su instituto de la “Patafísica” con las actividades del cabaret. El teatro del absurdo tiene su máximo exponente teórico en “El teatro y su doble” de Antonin Artaud, donde se nombra por primera vez la idea del “teatro de la crueldad”.
En el teatro del absurdo hay una obsesión por resaltar las incongruencias, las contradicciones entre los pensamientos, las emociones y los hechos. Este teatro, nacido de las cenizas de la Segunda Guerra Mundial, trata temas relacionados con la fragilidad, la destrucción, el sufrimiento y el dolor de una sociedad inmersa en el conflicto bélico. A través de los personajes se percibe la dificultad de comunicarse y entenderse unos con otros, al mismo tiempo que se representan las desigualdades y los abusos de poder que ejercían los sectores altos de la sociedad, la burguesía acomodada y rica, sobre los más débiles y los más desprotegidos, dificultando aún más su supervivencia entre el caos que lo invadía todo. Una de las cualidades más interesantes del Teatro del Absurdo es que nunca ofrece las respuestas que se esperan, sino que deja al espectador la posibilidad de interpretación y análisis de cada obra. Su intención es recoger aquellas inquietudes y preguntas que existen en la realidad y exponerlas a un público desconcertado, con el fin de hacerles reflexionar, de transformarlos. El teatro se concibe como un lugar donde se produce el proceso catárquico, una metamorfosis que ayude al espectador a entender el absurdo de la vida misma.
Otros representantes del Teatro del Absurdo son Fernando Arrabal, Samuel Becket, Albert Camus o Eugene Ionesco. Todos ellos mantienen un rechazo generalizado por un teatro realista, psicológico, que tenga una estructura coherente y una predominancia del lenguaje como medio de expresión teatral. Lejos de buscar simplemente el sin sentido y lo absurdo, este teatro trata de mostrar, por medio de una representación grotesca, otra realidad que yace oculta bajo la idea de felicidad y confort que proyectaba la sociedad burguesa.

No hay comentarios:

Publicar un comentario